domingo, julio 25, 2010

El Antenagate

Ya se le llama así: "Antenagate". Es el esfuerzo que está realizando todo el mundo en magnificar un problema (mejor varios) que ha sufrido Apple (y Steve Jobs) con su nuevo y celebrado smartphone, "IPhone 4".
Todo empezó con un cambio en su diseño, magnificado, además, en la presentación del nuevo modelo. Steve Jobs habló de la nueva antena del dispositivo, revolucionaria, de nuevo diseño.
Luego vino el boom: Se vendieron millones de IPhone 4, el lanzamiento del año. Y el bluf: según se cogiera el teléfono, perdía cobertura.
La prensa aprovechó rápidamente el incidente. Y apareció una explicación muy poco convincente para los ingenieros: un error de software. Que si el iPhone calculaba y mostraba mal la potencia de señal recibida, "las barritas" famosas. Pero no era eso, no era eso. Era un mal diseño de antena, su diagrama de radiación cambiaba según se cogiera el dispositivo, parece incluso que empeoraba si era un zurdo, al cogerlo al revés, el que lo utilizaba ("discriminación a los zurdos?").
Indignación. Rumores acerca de prepotencia de Apple y de su fundador. Agitación promovida por partes interesadas (Claro!)... Todo un torbellino de información.
¿Al final? Una gran explicación de Steve Jobs, precedida de un "No somos perfectos". Regalo de fundas que arreglan el problema o, si se prefiere, devolución del teléfono y reembolso. Una lección de humildad y de capacidad de reacción ante una crítica masiva...
¿Cuántas empresas o instituciones deberían aprender de esto? En nuestra sociedad nadie se equivoca. Nadie reconoce un error, y, sobre todo, nadie pide perdón. Y reconocer los errores propios, es de lo más importante que hay en esta vida. No sólo para no repetirlos, si no para darnos cuenta de que somos poca cosa. Frágiles, débiles, humanos.
Gracias Steve.