viernes, mayo 20, 2011

Sin miedo a internet!!

Hace muchos años, cuando empecé en esto de internet, no podía imaginar ni de broma lo que acabaría siendo. Mis padres, tienen su email, incluso perfil en Facebook y Linkedin. Mis amigos cuarentones, también, aunque no han atravesado el rubicón del Twitter (ya hablé de esto en un artículo anterior). Generacionalmente, en el uso de internet, no hay grandes diferencias entre una persona de 40 y otra de 60 o más. Como dice mi amigo Jordi Molas, somos “inmigrantes digitales”. En cambio, nuestros hijos, son “nativos digitales”. Han nacido con “todo en marcha”, no conciben el mundo sin estas avanzadas infraestructuras. A veces se sorprenden de que en determinado lugar no tengan acceso a internet, y no puedo menos que sonreír…

Y lo cierto es que TODO se va a subir a la red, a la “nube”, como decimos en mi sector. Educación, cultura, medios de comunicación, hemerotecas, nuestra vida personal y familiar, aficiones… TODO.

Y ante esto fenómeno de tenerlo TODO disponible a un clic… ¿Qué hacemos como padres?

En mi opinión, hay 2 tipos de problemas que debemos afrontar de manera inmediata. El primero es proteger ante determinados contenidos a los más pequeños. Y luego, educar en el buen uso y la responsabilidad a los más mayores. Es muy fácil meter la pata en todo esto. Las redes sociales no son el único problema, como sabemos. Vienen los tablets… Y ya se avisa: La mitad de los accesos a las redes sociales se producen desde móviles inteligentes (Smartphones, es decir, IPhones, Blackberrys, HTC, etc). Ya no es suficiente con poner el ordenador en el salón de casa (recomendable). Tenemos que buscar herramientas para proteger a los más pequeños. De esto sé un poco, y la cierto es que hoy, no existen. Hay que ponerse y generarlas: fáciles, versátiles y potentes. Para todos. Ya hablaremos en futuros artículos.

El otro gran problema es la “dispersión“, en la atención (grave) y el uso del tiempo (lo mismo). Es tremendamente fácil perder una tarde frente a la pantalla, e igualmente, tenemos la tentación constante de “picotear” cientos de contenidos, en lugar de profundizar en uno de ellos. ¿A quién no le ha pasado esto último? Dicen los medios de comunicación escrita que el perfil del lector ha cambiado con internet. La gente no lee artículos, sino que, como una abeja, va de titular en titular, oliendo su néctar, pero sin quedarse en él. Y en internet, dónde todo está a un click, todavía es peor.

Por ello, en la educación de nuestros hijos, os animo a tomar una serie de medidas concretas:

1.) Responsabilidad ante la dispersión. Concretar uso y para qué. Como ya he dicho, no sólo desde el ordenador del salón se accede a internet… Si se le deja al adolescente el “smartphone”, pactar uso y tiempo.

2.) Inculcarles la cultura del detalle. Del detalle de llegar al final…. Debemos animarles a que finalicen lo que empiezan, a preguntarles el porqué de las cosas, a animarles a que investiguen, que lean mucho, que se cuestionen las cosas con el fin de buscar la verdad, y a encontrarla. La gran avalancha de información que padecemos en nuestro tiempo no debe animar a pensar en que todo es relativo y quedarse en la superficie (el gran mal de nuestro tiempo), sino en llegar hasta hueso en todo aquello que nos cuestionamos y nos concierne. A poder decir eso de que… “Hasta el rabo, todo es toro”. Hasta el fin.