lunes, abril 29, 2013

Formando a la generación Whatsup...

Estoy leyendo un artículo de La Vanguardia, acerca de cómo puede cambiar la educación en los próximos años por el cambio sociológico que ha ocasionado la tecnología (básicamente móvil y redes sociales) que me está haciendo pensar.
En él, se cuenta p.e. que esta generación lo quiere todo YA. Y que no concibe no poder escoger y ponerse a sus gusto cualquier cosa. También su retentiva y foco de atención ha cambiado. Les cuesta concentrarse, fijar su estudio y atención. Por el contrario, trabajan muy bien en equipo, tienen desarrolladas enormemente las habilidades comunicativas, son rápidos, etc.
El artículo luego discute los modelos universitarios (sin duda a reformar), y luego se fija en la fórmula 70/10/20: 70% del aprendizaje se realizan con la experiencia, en la vida real, resolviendo problemas, un 10% en la enseñanza formal y un 20% adicional trabajando con modelos de comportamiento (imitando...).
Por lo tanto, está claro que cualquier modelo educativo de futuro debe ir a enfrentarse con problemas y buscar soluciones (algo que ya se hace en otros sistemas educativos como el americano).
Así, la enseñanza intensiva matemáticas es un enfoque correcto. Otro es el uso de herramientas de ingeniería como el Rapsberry Pi, que es un verdadero proyecto educacional desarrollado en Inglaterra por un conjunto de profesores, para la construcción de un ordenador con fines meramente educativos por unos 20€. Llevan ya más de 1 millón vendidos y no dan abasto con la demanda. Tiene hasta un canal de Youtube: http://www.youtube.com/user/RaspberryPiBeginners/.  Si esto lo unimos a un conjunto de sensores y al software que lo explote, podemos construir redes muy complejas para la gestión de lo que se quiera. Para ello, en España tenemos empresas pioneras como Libelium que comercializan elementos para todo esto (ver en Cooking-hacks). Utilizar este tipo de tecnología para construir proyectos educativos podría ser muy innovador y tremendamente motivador para nuestros hijos...
En esta línea, leí hace unos días un artículo en el que se analizaban 6 visiones de la pedagogía que viene, la del s XXI. Y la que me impresionó más es la de Robert Schank, pionero en inteligencia artificial. Su apuesta es que la educación más natural es aquella en la que se aprende HACIENDO COSAS.  Así, afirmó que "el valor de la tecnología es que permite que los niños aprendan haciendo. La gente no aprende porque se le hable, sino cuando intenta hacer algo y fracasa. El aprendizaje entonces, se produce al intentar descubrir el porqué del fracaso".
Y por ello, en mi opinión, en los colegios se debería enseñar matemáticas y física con proyectos como el de los estudiantes de Barcelona del Colegio Viaró que han conseguido el premio internacional de LEGO. Este equipo de estudiantes de 16 años de primero de bachillerato han construido un robot y un reloj de pulsera que facilita la vida en entornos sanitarios al enviar información vía tecnología radio NFC al Smartphone del médico o enfermera del historial médico del enfermo. Estos siete estudiantes han aprendido más de física y matemáticas que en decenas de cursos que pudieran haber recibido. La diferencia está en la actitud, en querer aprender, en interesarse por aprender. Y esa actitud es un reto continuo para cualquier profesor. Y en el siglo XXI, no podemos seguir utilizando los mismos medios y técnicas que en el siglo pasado. Nuestros hijos nos lo piden, de manera inconsciente, con el uso intensivo que hacen de las nuevas tecnologías. Sólo hay que dirigir este uso a mejorar su actitud ante el aprendizaje.