martes, agosto 01, 2017

El CIO debe reescribir su camino en la organización

Es sabido que, cada vez más, la palabra "transformación digital" va ocupando su espacio dentro de las organizaciones. Su impacto ya no sólo afecta a cómo se realizan las operaciones dentro de la organización, y la digitalización de los procesos, es ya también cómo la interacción con los clientes y lo que sabemos de ellos, es la posibilidad de nuevos modelos de negocio, híbridos o totalmente digitales, es la capacidad de poder cambiar cualquier punto de la cadena de valor en tiempo real, o poder reaccionar de forma instantánea, toda la organización como un sólo hombre, ante la queja de un cliente.
Pero todo esto es posible porque hay un "suelo", una tecnología que hace de vía o hilo conductor de toda esta revolución en la que estamos metidos hasta el cuello. Y esta tecnología debe ser fiable, segura, y estar siempre disponible, 24 x 7. Hablamos de las diversas fases de cualquier proceso, desde la capa física (dónde está ubicado todo), la de red (vital, en este mundo multiubicuo), las aplicaciones, los datos, y la inteligencia que, poco a poco, va conectándolo todo para exprimirlo y dar nuevos frutos, alumbrando nuevas posibilidad y modelos de negocio.
Y el responsable de toda esta fiesta, es el CIO. Tradicionalmente los CIOs han estado bajo el paraguas de finanzas, como un coste más a asumir por la organización, y a minimizar (sobre todo en estos últimos años de crisis). Y los CIO han aprendido a hacer más con menos, a aprovechar y exprimir los recursos para maximizar los resultados, con poquito OPEX y ningún CAPEX.
La crisis también ha estirado al máximo la vida útil de los equipos y los recursos, y nos encontramos ahora en un momento crítico para muchas organizaciones: Las ventas crecen, la empresa se expande, pero... ¿Qué hacemos con la organización de IT y los medios físicos obsoletos -demasiados-? Todo el mundo pide muchas cosas, pero... ¿Sigo siendo un coste o ya formo parte del negocio? IT se ha convertido en un elemento integrador dentro de la compañía, por lo que el papel del CIO debe cambiar: desde IT se tiene una perspectiva única de cómo funciona la organización y de cómo hay que transformarla para que sea más eficaz y exhiba músculo en la nueva ola de transformación digital. También se dispone de una relación única con los partners que ayudan a la organización a implantar sistemas y aplicaciones para su mejora y la disrupción que producen en la misma.
Desde IT, se diseña y pone en marcha gran parte de los mecanismos que posibilitan la omnicanalidad y la relación con los clientes, así como el diseño de los sistemas de análisis de datos y la construcción de herramientas de inteligencia de negocio.
Por último, en la puesta en marcha de nuevos negocios, la tecnología es clave: cuánto costará, cómo escalará, qué será posible hacer y a qué coste, qué es mejor no abordar, qué fases, etc. El rol del CIO cobra un gran papel en la construcción de Business Plans de nuevos negocios o áreas de inversión de futuro de la organización.
Por todo ello, el CIO debe reescribir sus funciones. Su reporte debe ser más directo al CEO, y debe existir una excelente y fluida relación entre ellos, porque el negocio depende de él. Nunca hasta ahora, el IT había sido tan crucial. Y, tal como va todo, aún lo será más. CIO y CEO deben trabajar juntos como nunca. El futuro de las organizaciones depende de ello.