martes, marzo 02, 2021

Maskirovka!!

El engaño en la doctrina militar rusa se conoce como Maskirovka o маскировка, traducido literalmente como “mascarada” o “disfraz”. La maskirovka incluye el ocultamiento, la imitación con señuelos y maniquíes, maniobras destinadas a engañar, la negación y la desinformación. En la Enciclopedia Militar Soviética de 1944 se refería a "medios para asegurar las operaciones de combate y las actividades diarias de las fuerzas; una complejidad de medidas, dirigidas a engañar al enemigo con respecto a la presencia y disposición de las fuerzas".

El engaño siempre fue clave en las mayores victorias soviéticas ante la Alemania nazi en la segunda guerra mundial, como la batalla de Stalingrado, la de Kursk o la operación Bagration. Esta última fue la mayor derrota de la historia del ejército alemán, y quizás la más desconocida. Y su éxito fue debido, en gran parte, a la Maskirovka.


En verano de 1944, el ejército alemán en Rusia estaba exhausto tras las derrotas de Stalingrado y Kursk, pero aún constituía una formidable maquinaria militar. Así, la Stavka (cuartel general soviético) diseñó una operación para rodear y destruir al grupo de ejército “centro” alemán, en la actual Bielorrusia, y acabar con más de 700.000 hombres con su material y suministros incluidos. Para ello, pusieron en marcha una gran operación de engaño y desinformación, en la que se movían tropas de forma ficticia, a la vez de trasladar varios ejércitos de noche a los diferentes puntos donde se produciría el ataque, camuflándolos en los grandes bosques de Bielorrusia, además de construir y ocultar las carreteras por las que atravesarían los densos pantanos de Pripyat. Todo se realizó con mucha anticipación, en un silencio escrupuloso de radio, sin encender ningún faro de los camiones por la noche, órdenes verbales (nunca por escrito), con convoyes diurnos vacíos a falsas zonas de concentración de tropas, etc. La operación Bagration fue un triunfo extraordinario, donde la Maskirovka tuvo un papel fundamental.

El engaño siempre ha formado parte de la doctrina militar rusa como podemos recordar en la reciente anexión de Crimea (2014) por parte de la Federación Rusa. En ella, hombres armados, con pasamontañas (“enmascarados”), sin ningún tipo de insignia ni bandera, llegaron en camiones militares de noche a la región y la ocuparon sin resistencia. Toda explicación gubernamental respondía que desconocían quiénes eran. Más tarde se reveló que se trataba de fuerzas especiales rusas - Spetsnaz (revista Time, 2014) en lo que expertos occidentales afirmaron como un “brillante uso del presidente Putin de la Maskirovka tradicional rusa”.

La guerra posterior reciente en la región de Donbass en Ucrania también se ha descrito como una campaña de Maskirovka. Al igual que en Crimea, el conflicto comenzó cuando fuerzas armadas “rebeldes”, sin insignias militares, tomaron la infraestructura gubernamental de la zona. Posteriormente se enviaron convoyes “humanitarios” a la región, con camiones militares pintados de blanco, que atrajeron la atención de los medios como un gran ejemplo (de nuevo) de Maskirovka.

¿Cuál es la lección para nuestra ciberseguridad de esta doctrina militar rusa usada de forma tan profusa en la reciente historia?

La primera creo que es evidente: todo ataque es más efectivo cuando se emplea la “Maskirovka”, el engaño o “deception”. Es mejor para el atacante sembrar la confusión, haciendo pensar al defensor que sus problemas están en otro lado diferente al de la brecha, o que incluso, no existen. Las mismas técnicas de ataque actuales indican una cierta Maskirovka: brecha menor, movimientos laterales sigilosos, escalado de privilegios, búsqueda del momento adecuado, la estafa mediante la suplantación del “jefe”, etc. También se puede emplear la Maskirovka (y se debería) en la defensa, tal como la usaron los rusos en la batalla de Kursk, construyendo unas poderosas defensas sin que los alemanes se percataran de ello, y ante las que se estrellaron cuando iniciaron su fallido ataque.

La segunda es que la ingeniería social funciona muy bien, y se usa de forma muy eficaz en las operaciones de inteligencia. Así, hay cuatro principios básicos comunes a todas las personas, que son: Todos queremos ayudar en general al prójimo, el primer movimiento es siempre de confianza hacia el otro, no nos gusta decir que no y a todos nos gusta que nos alaben. Usados de forma inteligente, se genera una falsa confianza para luego ejecutar el ataque de forma más eficaz. Estas ideas, las usaba también el hacker Kevin Mitnick, apodado por él mismo como el “fantasma de los cables”.

Y la tercera y última, es golpear en el punto débil con toda contundencia, pero por sorpresa. Ya comenté en un pasado artículo esta idea, la del eslabón débil y su papel en la caída de San Juan de Acre (1291). Y es que esta idea es básica en la Maskirovka: En Stalingrado, el ejército rojo golpea a las tropas más débiles: a los aliados italianos, húngaros y rumanos, para cercar a los alemanes en la ciudad. Otro ejemplo es en la operación Bagration mencionada al principio de este artículo, cuando las divisiones soviéticas atacan a través de los pantanos de Pripyat (Bielorrusia), poco o nada defendidos por los alemanes al considerarlos impenetrables.

El engaño forma parte de la historia de la humanidad y lo acompaña en muchos de sus grandes acontecimientos. No en vano, el Génesis arranca con una Maskirovka, con el engaño de la serpiente a Eva. Por algo será…